[post_page_title]Aplaudiéndose a sí misma[/post_page_title]
Se trataba de una petición bastante sencilla y directa. O eso querríamos creer. Serena había puesto mucho esfuerzo en estas flores, y estaba en todo su derecho de pedirle a la gente que no las recogiera, ¿verdad? No todos estuvieron de acuerdo, en realidad. Muy poco tiempo después que la nota de Serena, otras dos notas aparecieron en el mismo árbol. La primera, escrita en marcador verde, decía que en esa región “masivamente afectada por la gentrificación” era realmente triste ver cómo la gente pretendía adueñarse de la flora local.
La segunda nota planteaba que las flores que se encuentran en el dominio público pertenecen a todos, y no solamente a “los dueños de la casa en la que se dan a crecer”. El mensaje cerraba con una serie de garabatos con forma de flor.