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El apellido “Windsor” nació con el abuelo de la Reina, el Rey Jorge V, y siguió en su descendencia. Sin embargo, excluía a las descendientes mujeres que contraerían matrimonio, asumiendo que tomarían el apellido de sus maridos.
El 9 de abril de 1952, unos meses después de que sucediera a su padre en el trono, la Reina Isabel anunció algo que shockearía a su marido. Ella no adoptaría el apellido de él y declararía que sus descendientes llevarían el nombre “Windsor”. Esto causó gran revuelo en la casa real.