[post_page_title]La victoria de los padres[/post_page_title]
Llegó el momento del juicio. Los Rotondo tenían un abogado que los representara, pero ese no fue el caso de Michael, que tuvo que autorrepresentarse ya que no tenía dinero para contratar uno. Estudió las leyes del caso y se llenó de confianza, creyendo que podría presentar sólidos argumentos.
Sin embargo, no pasó mucho tiempo hasta que se dio cuenta de que la situación se le estaba yendo de las manos. El juez dispuso que debía marcharse de su casa. Sin embargo, este hombre no se dio por vencido.