[post_page_title]Una familia feliz[/post_page_title]
Cuando Jill se encontraba en sus 20 años, empezó a jugar al baloncesto profesionalmente. Comenzó jugando para el equipo femenino de baloncesto de la “Universidad del Estado de Arizona”, y no solo le encantó sino que además, era increíblemente buena en aquel deporte. La talentosa deportista estaba viviendo su sueño. Su hermana Whitney disfrutaba mucho de verla jugar y de alentarla en los partidos.
Estamos en condiciones de afirmar que era su mejor fan. Cuando pasó la barrera de los 30 años, la jugadora de baloncesto se retiró. Desde ese momento las hermanas pasaron más tiempo juntas y se dedicaron a imaginar el resto de sus vidas compartidas. Ahora a sus 34 años ambas transitan el año más importante de sus vidas.