[post_page_title]Segunda Vuelta[/post_page_title]
Chau hizo otro intento de acercamiento el mismo día. Una vez más, remó hasta la orilla desde el bote de pesca y le ofreció regalos a los Sentineleses. Se acercó sigilosamente hasta una choza y la tribu emergió repentinamente de la tienda y comenzó a gritarle con ruidos agudos.
El misionero intentó copiar sus sonidos y todos se rieron de él. Luego trató de distraerlos cantando una canción, pero un joven le disparó una flecha que alcanzó a su libro sagrado.